¿Cómo le digo a mi pareja que soy fetichista?
¿Cómo le digo a mi pareja que soy fetichista? Ésta es una pregunta que me hacen frecuentemente. Hay otra: ¿cuándo empezaste a jugar con los pies?. En mi caso ambas están relacionadas, porque empecé en esto del fetichismo cuando mi pareja me habló de este gusto. Y lo hizo, nada más conocernos, de la forma más natural y sencilla posible. ¿Me enseñas tus pies? Me gustan, son muy bonitos. Les dio sendos besos, a mi me encantaron porque venían de él y a partir de ahí siguió todo.
Está claro que cada persona es un mundo y cada pareja también. Que lo que me sirve a mi no tiene por qué servirte a ti. Pero también hay ciertos aspectos que, hablando con unos y con otros, me he encontrado recurrentemente. No es esto un manual de cómo hablar con tu pareja, ni unos consejos a seguir ni unas ideas mágicas que solucionen automáticamente la cuestión. Son algunas reflexiones para que unos y otros las tengamos en cuenta. Y por cierto, quien dice fetichistas, dice cualquier persona con un gusto sexual no habitual que quiera compartir con alguien cercano.
Para la pareja
Es importante tener una mente abierta que, para mi, es algo tan sencillo como escuchar sin juzgar. De esta forma conocemos otras opciones y podemos llegarlas a comprender. Hace unos días me preguntaban. ¿Qué es lo más “raro” sobre lo que has escrito? Y me costó responder porque cuando entiendes empiezas a encontrar sentido a aquello que te parecía menos común. Y entender solo se consigue escuchando de forma honesta. Así que lo primero es aproximarnos a las cosas sin hacer valoraciones previas. Sé que puede resultar complicado porque tenemos una educación y una sociedad que nos mete en la cabeza qué es lo “normal”, lo que está “bien” y lo que no. Pero si saltamos por encima de eso, descubriremos un mundo apasionante. ¿Bueno o malo? Eso ya, que lo valore cada uno según su propia experiencia.
¿Cuántas veces nos adaptamos a los gustos del otro? Quizás no hemos ido nunca a la montaña y nos aficionamos al trekking. O nos empieza a gustar el fútbol. O vamos a restaurantes japoneses, aunque el pescado crudo no es lo nuestro. Y puede – fíjate tú – que hasta nos acabe maravillando. Pues lo mismo con el sexo. Se trata de ser flexible a las propuestas de la otra persona y si no chocan con nuestros valores o gustos, ¿por qué no darles una oportunidad? Es algo que le gusta a tu pareja, no será tan malo. Además, hacer cosas conjuntamente une y si son sexuales, aún más.
Y para el/la fetichista
Es relativamente habitual oír aquello de “es que mi mujer no lo entiende”. Y aquí pregunto yo… ¿se lo has planteado? Claro que habrá quien se cierre herméticamente, pero me atrevo a decir que en muchos casos no lo intentamos porque no vemos el momento, porque no sabemos cómo plantearlo, porque pensamos que nos van a juzgar. Cada cual en función de como sea o vea a su pareja encontrará la forma y el momento de decir las cosas. Hacedlo de forma más o menos gradual, sin presionar ni insistir, pero hacedlo, no os autocensuréis. Tratar con naturalidad las cosas ayuda a que éstas se vean de forma natural. A veces es más fácil de lo que puede parecer.
Me contaba hace poco un amigo que cuando conoció a su mujer tiró todas sus revistas Tacones Altos (para quien no las conozca, son una referencia del fetichismo en la época que no había internet) y escondió sus gustos por miedo a ser rechazado. Normal. Normalísimo, diría yo. Pero aquello estaba ahí, lo hablaron, fueron entrando al juego paulatinamente y ahora ni os cuento lo bien que se lo pasan.